Lucha Indígena 167- EDITORIAL

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Editorial

Con brutalidad desnuda los peruanos hemos podido ver estos últimos días como policías y militares en Espinar abren fuego contra el pueblo espinarense movilizado en protesta a causa de la contaminación minera, y como las supuestas fuerzas del orden viajan en carros de la empresa minera. Hemos visto como los representantes del gobierno dejan plantados a dirigentes, alcaldes provinciales y representantes de la iglesia de Espinar que han venido a la mesa de diálogo a pesar de que hubieron torturas, heridos, tocamientos, asaltos y probablemente violaciones. Para los pobres no hay justicia. Con metales pesados y cuerpos vulnerables tienen que enfrentar el Covid en Espinar, con una cuarentena imposible de cumplir para quien tiene que conseguir día a día el dinero suficiente para subsistir. Pero el presidente Vizcarra no se digna ni a mencionar las protestas en Espinar en su discurso del 28 de julio. En los medios de comunicación oficiales se dice que los espinarenses solo quieren plata de la mina cuando en realidad lo que quieren es sanar sus cuerpos, agua limpia y tierra saludable. El mensaje presidencial nos dejó claro que Reactiva Perú es reactivar los proyectos mineros con mucha más irreverencia hacía la Pachamama y los pueblos que antes. El estudio de impacto ambiental y la consulta previa son para el gobierno meras formalidades que hay que agilizar exigiendo menos y facilitándoles los trámites a las empresas. Los proyectos mineros con sus miles de trabajadores no tienen cuarentena y avanzan mejor que nunca ahora que los pueblos estamos prohibidos de protestar, de juntarnos, de organizarnos. Al capital le viene muy bien la pandemia, tenernos a todos asustados y separados en nuestras casas, mientras las transnacionales queman la Amazonía, extraen los metales y el petróleo contaminando el medio ambiente, cuando justo esta contaminación, ese estilo de vida que se llama capitalismo ha producido este virus. Era insostenible continuar contaminado así al planeta sin que finalmente colapsara. La cura definitivamente no es más de lo mismo. La pandemia no trajo la crisis, la crisis ya estaba aquí. Cuando una planta crece en tierra pobre de nutrientes, en tierra contaminada, es más probable que le ataquen pulgones, hongos, etc. Lo hacen porque ella ya está débil. Lo mismo pasa con los animales y con los humanos. Nuestro hábitat, nuestra agua, nuestro aire, nuestros alimentos están contaminados y así se propaga el virus. La pandemia llegó cuando muchos pueblos ya estaban al borde de lo que se puede soportar. Los Quechua, Achuar y Kichwa en la amazonía peruana tienen más de 150 días con derrame de petróleo en sus aguas sin que la empresa Frontera Energy se haya dignado a limpiar. Reparte mascarillas y camillas para quedar bien pero no limpia el tremendo desastre ambiental que ha dejado. Luego de años de lucha el pueblo wampi ha ganado y la empresa se ha ido de su territorio. Pero Petropero, que se han autonombrado dueños del lote que en realidad es territorio ancestral wampi, buscan una nueva empresa para explotar el petróleo. En Chile los presos políticos machis, encargados espirituales del pueblo mapuche, llevan ya más de 90 días en huelga de hambre para que el estado les deje cumplir su pena en sus propios territorios, a lo cual tienen derecho según la 169 de la OIT. En apoyo a ellos el pueblo mapuche ocuparon municipios, pero fueron desalojados por hordas fascistas con el apoyo de los carabineros (policías chilenos).

Si nos enfermamos ahora, del virus o de cualquier otra cosa, no hay atención en el hospital. Privatizaciones masivas del sector salud hace que ahora no hay personal que atienda, que sea peligroso desde un punto de vista de contagio y no hay respiradores. Médicos y curanderos activistas e indígenas nos dicen que urge autogestionar nuestra salud y alimentación. Urge averiguar entre los mayores de nuestros territorios qué plantas podemos usar para prevenir y curar. Urge dejar de comer la “comida” que la industria alimentaria nos vende. No es alimento, si no que nos debilita acidificando nuestros cuerpos con conservantes, colorantes, edulcorantes y grasas trans. Urge hacer huertas, hacer nuestro propio alimento y consumir alimentos producidos en nuestros territorios por campesinos cercanos.

Urge también autogestionar la educación de nuestras hijas e hijos. A muchos lugares no llega la educación a distancia porque no hay internet. Quienes sí tienen internet y celulares han notado como sus hijas e hijos son bombardeados por tareas que son difíciles de cumplir sin llegar a un alto nivel de estrés y presión, que en esta situación de pandemia agobia a las familias aún más. Las tareas enseñan sobre todo a ser obedientes, a cumplir sin cuestionar para a futuro poder servir a un sistema capitalista y explotador. ¡No necesitamos enseñarles eso a nuestros hijos! Necesitamos enseñarles a cultivar la tierra, a cuidarla, a hacer sus propios alimentos y cocinarlos, a hacer su propia medicina, desarrollar su creatividad para buscar nuevas soluciones y sobre todo a organizarse colectivamente con otras y otros para hacerle frente a esta nueva normalidad.

Urge solidarizarnos entre nosotrxs, entre lxs de abajo, intercambiar experiencias y tejer no solo resistencias, si no alternativas de vida. Puede parecer ostentoso pero la Pachamama y nuestras hijas e hijos no se merecen nada menos.

Lucha Indigena Ag 2020online

NOTA DE RECTIFICACIÓN
Por un error de redacción en el periódico que compartimos virtual y en archivo PDF, se dice que el pueblo wampi está sufriendo 150 días de derrame sin remediación ambiental, cuando la noticia claramente hace referencia a Frontera Energý y la contaminación que ha provocado con 8 derrames de petroleo en los territorios quechua, ashuar y kichwa.
Reiteramos nuestro respeto por la diversidad y riqueza cultural de cada uno de nuestros pueblos indígenas, así como por la lucha en defensa de la madre tierra y la vida toda.